Como fotógrafo, siempre buscamos nuevas experiencias que nos permitan explorar nuestras inquietudes conceptuales y técnicas. En mi afán por documentar una profesión o una actividad particular, se me ocurrió capturar fotográficamente una clase de yoga. A través de Instagram, me puse en contacto con una amable maestra que accedió a colaborar en este emocionante proyecto. En este artículo, quiero compartir mi experiencia y cómo esta colaboración me desafió a nivel creativo y técnico.

  1. La planificación y el encuentro: Tras coordinar los detalles, acordamos encontrarnos en el Balneario del Escambrón en San Juan, Puerto Rico, un domingo a las 6 de la mañana. Elegimos este horario para aprovechar la hermosa luz del amanecer, ideal para capturar imágenes llenas de calidez y serenidad.
  2. Comenzando la sesión: Una vez llegamos al lugar en el día y hora indicados, me enfoqué en capturar la esencia de la clase de yoga. Mi objetivo era centrarme en la maestra y utilizar a los estudiantes como elementos de composición, creando imágenes que transmitieran la paz y armonía del momento.
  3. La búsqueda de ángulos y composición: Durante la sesión, me esforcé por capturar los mejores ángulos de las poses de yoga, siempre teniendo en cuenta los elementos de fondo. Tuve especial cuidado de evitar la fotografía contra la luz, ya que el sol iba intensificándose a medida que se elevaba en el horizonte.
  4. El desafío de seguir el ritmo: Uno de los mayores retos fue mantener el ritmo de la maestra, quien se movía constantemente entre los estudiantes para ayudarlos con sus poses. Esto requería que estuviera en constante movimiento y que ajustara la exposición de forma ágil para capturar los momentos clave de la clase.
  5. Aprendizajes y crecimiento: Esta experiencia fue un excelente ejercicio para aprender a pensar rápidamente y documentar efectivamente la clase sin descuidar la composición. Además, me permitió adquirir habilidades para trabajar con grupos de personas, lo cual será valioso en futuras ocasiones. Siento que ahora estoy mejor preparado para cumplir con éxito tareas similares en el futuro.

Documentar una clase de yoga fue un desafío gratificante que me permitió aprender, ganar experiencia y satisfacer mi deseo creativo. Continuaré buscando este tipo de retos personales, ya que me brindan la oportunidad de crecer como fotógrafo, obtener material para compartir y expandir mis horizontes creativos. Siempre estaré agradecido a la maestra de yoga por su colaboración y por ayudarme a vivir esta enriquecedora experiencia.